martes, 18 de junio de 2019

EL CERRO GRANDE Y EL CERRO CHICO


En la antigüedad estas tierras (donde está ubicado Sausal) eran gobernadas por el Cacique Chikama, era un jefe muy poderoso querido por su comarca y temido por su investidura. Tenía una hija muy querida y bella llamada Muñ* (luna), una jovencita hermosa comparada solamente con el esplendor y divinidad la diosa Luna (haciendo honor a su nombre), Chikama, dentro de las grandes cualidades de líder que poseía era un padre muy celoso, no permitía que su hija salga o se relaciones con jóvenes de su edad, la tenía bien vigilada por soldados fieles a su causa.

Las festividades en que se rendía culto al dios Su* (sol) llegaron, donde un jovencito agricultor del pueblo, llamado Cupisque, se hacía notar su presencia, llevaba en el hombro una hermosa ave, era la atracción, Muñ al verla, ordena a su doncella que la acompañaba que consiga al ave a cualquier precio para su mascota. Cupisque se negó a hacerlo, aduciendo que era algo especial… para alguien especial, la jovencita decidió hacerlo personalmente, enviando un mensaje, que requería de la presencia del dueño de la hermosa ave. Al enterarse que la persona interesada de esa ave, que la había conseguido muy lejos de la zona donde la tierra está cubierta de árboles y ríos grandes (selva), era la hija del gran jefe Chikama, este, acudió de inmediato a su llamado, con la complicidad de algunos siervos del palacio. 

Al estar uno frente al otro, quedaron prendados con una mirada fija sin decir palabra alguna, Cupisque, tomando al ave le ofreció a la bella dama diciendo: “El Dios Su me ha guiado, esta ave es para ti”, Muñ embelezada por la simpatía del muchacho aceptó el presente y le pidió que se alejara por que su padre no le gusta que conversara con personas extrañas, aún más dentro del palacio.

El muchacho se retiró del lugar, en forma sigilosa, así como había entrado y sin dejar de pensar en la belleza de Muñ, ella a su vez enamorada a primera vista, pensaba él. Cupisque fue a sentarse en la parte delantera del palacio, contemplando al frente, esperando que saliera solamente, aunque sea para mirarla un momento y por una vez más. De pronto la bella joven aparece, al percatarse que Cupisque estaba sentado al frente y convencida del amor que había despertado en ella, y que era correspondida; hizo una serie de movimientos para despistar a la guardia saliendo al encuentro del muchacho, sin embargo, fue advertido por el gran Jefe. Cupisque fue capturado y conducido al palacio, allí se enfrentó valientemente a la decisión del gran Jefe, este aceptó la relación por súplicas de la esposa y de la hija misma, posteriormente se casaron, ganándose toda la confianza real, por ser una persona valiente y trabajador, con ideas firmes, partir de allí Chikama tuvo un gran aliado en su gobierno y en su hogar. 

Cuando llega la época difícil de la expansión de los reinos de Chimú, Cupisque y Muñ juraron ante el Gran Jefe cuidar y proteger el reino a toda costa, pase lo que pase, imploraron al Dios “Su” y fueron a participar de la sangrienta lucha que se daba en ese momento por la soberanía del cacicazgo. Chikama fue derrotado, al tratar de huir Cupisque y Muñ, imploraron al Dios “Su” ayuda para cumplir con su promesa, este accedió a su petición convirtiéndolos en dos cerros el “Cerro Grande” y el “Cerro Chico” ambos colosos protectores y guardianes del cacicazgo en ese entonces, ahora del pueblo de Sausal, fieles testigos de la vida, historia y tradición en este sector, el edén del valle Chicama.


Dr. Fernando Silva Santistevan 

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