jueves, 15 de agosto de 2019

LOS TÚNELES DE CASA GRANDE


En el anexo de Sausal, en el año de 1947, siendo las 2 de la madrugada. Un auto, donde estaba siendo trasladado un líder sindical. Fue emboscado en medio de la carretera entre el cruce que va a este pueblo y la vía que tiene como destino Casa Grande. Entre de la penumbra de la noche, bajo un cielo negro sin estrellas. Aquel vehículo fue detenido por dos sicarios que querían asesinar aquel jefe sindical; ya que venía de hacer un trato con los pobladores de Sausal, que repercutirá en las futuras elecciones de la presidencia del mismo.

 Los malhechores, sin percatarse que, en la parte trasera del auto, había uno de sus guardaespaldas. Bajaron de sus motos y apuntándolo para dar por hecho su maquiavélica tarea encomendada. Fueron sorprendidos por el profesional en el arte de seguridad, que vio en peligro la vida de su cliente en medio de la carretera.

Sorpresivamente aquel agente de seguridad, hecho un disparo desde donde yacía sentado, en la parte trasera del vehículo. La puerta trasera del auto en repentino movimiento se abrió, y aquel guardaespaldas salió en una maniobra profesional en defensiva de asalto a mano armada. Y aquel sicario que había visto caer por el disparo a su cómplice que tenía delante de él manejando la moto. Bajo de un brinco por tratar de salvarse, para luego estando en el suelo levantarse rápidamente y correr en veloz carrera hacia los cañaverales. Súbitamente el ágil guardaespaldas, hecho otro disparo para aquel segundo sicario, que, desde una distancia de cinco metros, recibió en la espalda cuando intentaba escapar. Este segundo delincuente contratado, cayó muerto en el acto cuando intentaba internarse entre los espesos cañaverales.

Ahora, ¿quién había sido este guardaespaldas, que tenía en su poder, un arma tan poderosa que había acabado con dos sicarios en el acto? Las fuentes desconocen hasta ahora su nombre. Pero este hecho más se lo recuerda. Por aquella arma que tenía y guardaba como un tesoro, y que llevaba siempre a su trabajo en un cinturón donde la podía desenvainar en casos de emergencia. Esta poderosa pistola semiautomática de nombre técnico: Pistola Parabellum, popularmente conocida como “Luger”, es un arma de los primeros prototipos de pistolas de origen alemán que tenía un mecanismo especial de repetición. Y que ayudó arduamente a los soldados y oficiales del Partido Nacionalista Obrero Alemán; más conocido como: “El Partido Nazi”.

La historia que refiere al título de este relato, está basada en un hecho que según este héroe anónimo que interrumpió el asesinato de aquel alto caudillo sindical. Ocurrió muchos años atrás, cuando se desempeñaba como ayudante en la fábrica de azúcar de la Empresa Casa Grande, y me contó en una oportunidad lo siguiente…

“Cuando era más joven, y estuve trabajando como ayudante en la Fábrica de Azúcar de Casa Grande, en las aquellas épocas que funcionaba todavía aún como Cooperativa. Fui participe de una excavación que se hizo dentro de las instalaciones de la planta, exactamente en la sección Calderos.
El jefe a cargo, nos encomendó a un grupo de muchachos que éramos en mayor parte de los anexos de Roma y Sausal. Que este trabajo, iba ser diferente a los que estábamos acostumbrados, y que dentro de todo lo que viéramos, lo guardaremos en total secreto.
En la sección de Calderos de la fábrica, había antes unos pasajes que iban directamente a unos sótanos. Y en aquellos cuartos debajo de la tierra de muros bien sólidos. Se podía ver unas puertas de fierro que te llevaban a unos túneles que se situaban por debajo de las construcciones de la fábrica. Y que estaban en conexión con la Casa Cooperativa, el Cine Casa Grande, la iglesia y la casona el “El Palomar”. Dónde ahí en épocas pasadas, los alemanes festejaban sus reuniones, y que servía de comedor para todos los que vivían y se desempeñaban en altos cargos dentro de la fábrica.
Cuando entramos a aquellos túneles en compañía de aquel hombre a cargo, pudimos observar maravillados, que había objetos de mucho valor histórico y que ante la presencia de lo que estaban viendo nuestros ojos, se aclaraba ante nuestra existencia, una leyenda muy conocida en nuestra tierra.
Cuando fuimos adentrándonos por los socavones, fui encontrando vestigios y rastros de actividad de gente que se había refugiado aquí. Pero lo más sorprendente fue, al encontrar en una especie de cuarto, dos cajas que tenían siglas e inscripciones en alemán, y la clásica águila tallada también de la era pre-Hitler. En las cajas, había varias armas; entre ellas, pistolas “Luger” y también rifles “Mauser”.
También pudimos hallar, dos baúles con ropa de la época pasada y otros menesteres que utilizaban para la vida diaria.
Nuestro jefe atónito por aquel hallazgo, nos hizo jurar que no diéramos cuenta a nadie de estos vestigios y que si alguno relatar este hecho haría que nos maten. Yo era uno de sus ayudantes más audaces y siempre lo dejaba bien parado en cualquier trabajo que él necesite mi ayuda. Por eso me obsequio esta pistola “Luger”; ya que vio en mí una persona bien puesta mentalmente y que tenía unos códigos de una vida disciplinada.
Según me contó mi jefe, que cuando los alemanes fueron desterrados de esta tierra por la reforma agraria de Juan Velasco Alvarado, algunos se refugiaron aquí, por miedo a las represalias que se tenían contra ellos. Los socavones fueron llenados días después por mis compañeros y nunca más se habló sobre aquello, hasta muchos después que les cuento esto a usted.”

Mauricio Lozano

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