En el anexo de Sausal, en el año de 1947,
siendo las 2 de la madrugada. Un auto, donde estaba siendo trasladado un líder
sindical. Fue emboscado en medio de la carretera entre el cruce que va a este
pueblo y la vía que tiene como destino Casa Grande. Entre de la penumbra de la
noche, bajo un cielo negro sin estrellas. Aquel vehículo fue detenido por dos
sicarios que querían asesinar aquel jefe sindical; ya que venía de hacer un
trato con los pobladores de Sausal, que repercutirá en las futuras elecciones
de la presidencia del mismo.
Los malhechores, sin percatarse que,
en la parte trasera del auto, había uno de sus guardaespaldas. Bajaron de sus
motos y apuntándolo para dar por hecho su maquiavélica tarea encomendada.
Fueron sorprendidos por el profesional en el arte de seguridad, que vio en
peligro la vida de su cliente en medio de la carretera.
Sorpresivamente aquel agente de seguridad,
hecho un disparo desde donde yacía sentado, en la parte trasera del vehículo.
La puerta trasera del auto en repentino movimiento se abrió, y aquel
guardaespaldas salió en una maniobra profesional en defensiva de asalto a mano
armada. Y aquel sicario que había visto caer por el disparo a su cómplice que
tenía delante de él manejando la moto. Bajo de un brinco por tratar de
salvarse, para luego estando en el suelo levantarse rápidamente y correr en
veloz carrera hacia los cañaverales. Súbitamente el ágil guardaespaldas, hecho
otro disparo para aquel segundo sicario, que, desde una distancia de cinco
metros, recibió en la espalda cuando intentaba escapar. Este segundo
delincuente contratado, cayó muerto en el acto cuando intentaba internarse
entre los espesos cañaverales.
Ahora, ¿quién había sido este
guardaespaldas, que tenía en su poder, un arma tan poderosa que había acabado
con dos sicarios en el acto? Las fuentes desconocen hasta ahora su nombre. Pero
este hecho más se lo recuerda. Por aquella arma que tenía y guardaba como un
tesoro, y que llevaba siempre a su trabajo en un cinturón donde la podía
desenvainar en casos de emergencia. Esta poderosa pistola semiautomática de
nombre técnico: Pistola Parabellum, popularmente
conocida como “Luger”, es un arma de los primeros prototipos de pistolas
de origen alemán que tenía un mecanismo especial de repetición. Y que ayudó
arduamente a los soldados y oficiales del Partido Nacionalista Obrero Alemán; más conocido como: “El Partido Nazi”.
La historia que refiere al título de este
relato, está basada en un hecho que según este héroe anónimo que interrumpió el
asesinato de aquel alto caudillo sindical. Ocurrió muchos años atrás, cuando se
desempeñaba como ayudante en la fábrica de azúcar de la Empresa Casa Grande, y
me contó en una oportunidad lo siguiente…
“Cuando era más joven, y estuve trabajando
como ayudante en la Fábrica de Azúcar de Casa Grande, en las aquellas épocas
que funcionaba todavía aún como Cooperativa. Fui participe de una excavación
que se hizo dentro de las instalaciones de la planta, exactamente en la sección
Calderos.
El jefe a cargo, nos encomendó a un grupo
de muchachos que éramos en mayor parte de los anexos de Roma y Sausal. Que este
trabajo, iba ser diferente a los que estábamos acostumbrados, y que dentro de
todo lo que viéramos, lo guardaremos en total secreto.
En la sección de Calderos de la fábrica,
había antes unos pasajes que iban directamente a unos sótanos. Y en aquellos
cuartos debajo de la tierra de muros bien sólidos. Se podía ver unas puertas de
fierro que te llevaban a unos túneles que se situaban por debajo de las
construcciones de la fábrica. Y que estaban en conexión con la Casa
Cooperativa, el Cine Casa Grande, la iglesia y la casona el “El Palomar”. Dónde
ahí en épocas pasadas, los alemanes festejaban sus reuniones, y que servía de
comedor para todos los que vivían y se desempeñaban en altos cargos dentro de
la fábrica.
Cuando entramos a aquellos túneles en
compañía de aquel hombre a cargo, pudimos observar maravillados, que había
objetos de mucho valor histórico y que ante la presencia de lo que estaban
viendo nuestros ojos, se aclaraba ante nuestra existencia, una leyenda muy
conocida en nuestra tierra.
Cuando fuimos adentrándonos por los
socavones, fui encontrando vestigios y rastros de actividad de gente que se
había refugiado aquí. Pero lo más sorprendente fue, al encontrar en una especie
de cuarto, dos cajas que tenían siglas e inscripciones en alemán, y la clásica
águila tallada también de la era pre-Hitler. En las cajas, había varias armas;
entre ellas, pistolas “Luger” y también rifles “Mauser”.
También pudimos hallar, dos baúles con
ropa de la época pasada y otros menesteres que utilizaban para la vida diaria.
Nuestro jefe atónito por aquel hallazgo,
nos hizo jurar que no diéramos cuenta a nadie de estos vestigios y que si
alguno relatar este hecho haría que nos maten. Yo era uno de sus ayudantes más
audaces y siempre lo dejaba bien parado en cualquier trabajo que él necesite mi
ayuda. Por eso me obsequio esta pistola “Luger”; ya que vio en mí una persona
bien puesta mentalmente y que tenía unos códigos de una vida disciplinada.
Según me contó mi jefe, que cuando los
alemanes fueron desterrados de esta tierra por la reforma agraria de Juan
Velasco Alvarado, algunos se refugiaron aquí, por miedo a las represalias que
se tenían contra ellos. Los socavones fueron llenados días después por mis
compañeros y nunca más se habló sobre aquello, hasta muchos después que les
cuento esto a usted.”
Mauricio Lozano
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