lunes, 2 de septiembre de 2019

EL ORIGEN DEL VALLE CHICAMA



Hace millones de años, y a principios de la era geológica Cuaternaria de la tierra, el territorio del Valle de Chicama se hallaba cubierto de una exuberante vegetación, de aves y de animales prehistóricos, Dios Ya había creado al hombre, sin embargo, brillaba aun por su ausencia en esta zona y otras partes del mundo.
De pronto, surgieron de la nada oleadas de gente primitiva que ocupo inicialmente las tierras de Paijan. Desconfiados, poco amigables y rodeados por enormes animales, comenzaron a poblar el agreste ambiente para disfrutar de las bondades que les ofrecía la naturaleza. Tal vez llegaron encabezados por un caudillo. Estos posteriormente dispersaron por Casa Grande, Mocan, Ascope y otros lugares del Valle Chicama.
Como hombres salvajes que eran solo tenían como armas de defensa a sus propias manos y sus mandíbulas fuertes. Esto indica, pues, que para poder coger su presa y para defenderse del enemigo, inicialmente, utilizaron la fuerza muscular, su dentadura y sus uñas; pudiendo soportar las noches frías calurosas.
Es de suponerse que el hombre primitivo, en su primera fase, para poder cazar animales salvajes y aves, tendían trampas. También atrapaban peces y lagartos.
Según el libro del “Cuando”: “… como inicialmente no conocían el uso del fuego, se alimentaba, predominantemente, de carnes crudas, a las que siempre añadían arcilla, sin que se haya logrado establecer con que finalidad…”
Asimismo, se dedicaron a la recolección de frutos silvestres para poder sobrevivir.
Es importante señalar, de igual manera, que algunos de los primeros pobladores del Valle Chicama se refugiaron, por seguridad, en las cavernas que ofrecían los cerros y que otros lo hacían entre las ramas de los gruesos árboles. Aunque-según refiere la historia- ciertos pobladores erigieron importantes habitaciones semisubterráneas para vivir.
El hombre primitivo caminaba arrastrando los pies y no podía sostener erguida la cabeza.
Es obvio, entonces que el hombre primitivo o paijanense, conforme pasaba el tiempo, fuera asimilando experiencias, comenzó a usar la piedra tal como la encontraba en la naturaleza. El uso de la piedra despertó la inteligencia del hombre; al transformarla, comenzó a cambiar, la flecha, la honda, etc., etc.
Conforme iba desarrollando sus habilidades, el hombre primitivo fue pasando del periódico del Paleolítico Superior al Neolítico, o Edad de la Piedra Pulida. Indudablemente, el hombre había ingresado al camino de progreso. Incluso, descubrió el fuego, venciendo de esta manera el frio y la oscuridad.
Más adelante, el hombre del Neolítico abandono finalmente la vida errante y, de recolector de alimentos vegetales y moluscos que era, se trasformó en cazador empezó a practicar una agricultura incipiente, es decir, había descubierto la manera de reproducir los frutos que disponía de la naturaleza.
En esa fase de transición, que vivió el hombre, donde aprendió a vivir en grupo y a estacionarse en un solo lugar, dejando de lado la vida errante, surgió el pueblo pre-cerámico denominado Huaca Prieta, el primer pueblo costeño de Perú, que ocupo las tierras cercanas a la playa El Brujo, que más tarde dieron origen a la población de Magdalena de Cao.
De esta manera, y hace muchísimos años, comenzó a poblarse el Valle Chicama, en donde los estudiosos hallaron los primeros restos fósiles, tanto de humanos como de animales. Entre los más interesantes mamíferos se cuenta el eoipo o caballo pequeño, al tigre dientes de sable, al armadillo gigante, etc., etc. Se sabe que, poco a poco, los bosques y los claros se fueron poblando de extraños animales.
Entre ellos vivieron otros animales que se distinguían por ser feroces y peligroso, de diferentes dimensiones. Algunos tenían dimensiones excepcionales.
El mamut, por ejemplo, vivió en la Era Cuaternaria y fue, por tanto, de atención de los hombres primitivos.
El libro del “Cuando “asegura: “… El mamut, probablemente, sea objeto de atención de los hombres primitivos cazadores. En efecto, un Mamut muerto constituía una enrome provisión de carne para toda una tribu…”



Luis Chuquipoma Muñoz

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